Durante muchos años de mi vida aprendí a priorizar el poder, la razón y el éxito individual sobre el amor, las emociones y el éxito colectivo de convivir en paz. El malestar que eso me producía, sometiendo mi experiencia como ser humano a lo que mi mente había aprendido, me llevó a descubrir que mi realización como ser humano implicaba compatibilizar el poder real y el amor auténtico, priorizar mi ser poniendo mi hacer y mi tener a su servicio y disfrutar de relaciones donde yo y tú pueden satisfacer sus necesidades sin egoísmos avariciosos ni altruísmos ingenuos. Leer más..